
Si hablamos de implantes dentales, pensamos automáticamente en titanio, dientes blancos y tecnología avanzada. Y aunque todas estas cosas son ciertas, hay un factor oculto, frecuentemente olvidado, que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso de un implante dental: las encías.
Las encías son un agente protector fundamental para tus dientes y tu implante, además de ser el marco de tu sonrisa. Si tus encías no están sanas, todo el tratamiento puede verse afectado, comprometiendo meses de dedicación y dinero invertidos.
Encías sanas: la base de un implante exitoso
Aunque el implante se inserta en el hueso maxilar, está rodeado por tejido blando que le sirve de barrera protectora. Si la encía que recubre tu implante está inflamada, retraída o infectada, puede permitir el paso de bacteria, placa y microorganismos hacia el implante, poniendo en riesgo el éxito del tratamiento y aumentando considerablemente las posibilidades de complicaciones severas.
Esta enfermedad es conocida como peri-implantitis, y es el equivalente a la enfermedad periodontal (gingivitis o periodontitis) en los implantes dentales. Representa la principal causa de pérdida de implantes en el mundo, entre un 10 y 20% de los pacientes portadores de implantes pueden desarrollarla sin un control y mantenimiento adecuado.
Antes del implante: Evaluación periodontal completa
Conocer el estado de tus encías es fundamental antes de tu tratamiento. Tu dentista debe examinar tanto los tejidos blandos como el hueso donde será colocado el implante, buscando sangrados, bolsas periodontales, o movilidad dental. En caso de encontrar algún problema periodontal, estos deben ser abordados y tratados antes de comenzar con el tratamiento.
Con un correcto tratamiento periodontal previo, tu dentista puede garantizar un entorno libre de infecciones y estable. Por otro lado, si ya has sufrido de periodontitis (piorrea), informa a tu dentista para que pueda tomar las medidas apropiadas.
El mantenimiento es tan importante como el tratamiento
El verdadero trabajo comienza una vez finalizado tu rehabilitación con implantes. Si quieres extender la vida útil de tus implantes años e incluso décadas, necesitas un plan de mantenimiento. Este plan debe incluir al menos:
- Una revisión profesional al menos cada 6-12 meses, haya o no síntomas.
- Una limpieza profesional en tus dientes naturales y alrededor del implante.
- Una higiene bucal en casa con un cepillo suave, seda dental específica para implantes y crema dental fluorada.
Síntomas de alerta: cuándo acudir al dentista
Sin importar la fase de tu tratamiento en la que te encuentres, debes acudir inmediatamente a revisión con tu dentista si notas alguno de los siguientes signos y síntomas:
- Encías enrojecidas o sangrantes.
- Dolor o sensibilidad en la zona del implante.
- Movilidad del implante o ruidos al comer.
- Mal sabor persistente o secreción alrededor del implante.
Diagnosticar el problema rápidamente y de forma temprana hace la diferencia entre perder un implante y poder conservarlo.
Conclusión: Las encías son el guardián de tu implante
El éxito de tu implante está íntimamente ligado a la salud de tus encías y va mucho más allá de una simple cirugía. Tu trabajo en casa y las revisiones al dentista tiene un papel fundamental para prevenir complicaciones y detectar problemas antes de que se conviertan en un dolor de cabeza.